Sabían que en este mundo, ellos estaban de paso, como los extranjeros.
Hebreos 11:13
Un viajero visitó al rabino Hofetz Chaim y quedó muy impresionado al ver que el hogar del maestro era una habitación repleta de libros, con una mesa vieja y una pequeña silla como único mobiliario. Al ver la sencillez de Chaim, el turista le preguntó:
-Maestro, ¿dónde están sus muebles?
-¿Dónde están los tuyos?
-¿Los míos? Qué pregunta tan extraña… yo estoy aquí de paso.
-Yo también. Este no es mi hogar, solo estoy aquí de paso.
Este relato resume muy bien nuestra situación: somos “extranjeros de paso por este mundo” (Hebreos 11:13). Este no es nuestro hogar. Jesús dijo que no pertenecemos a este mundo (Juan 17:16) y Pablo declara: “Nosotros somos ciudadanos del cielo” (Filipenses 3:20). Siendo así, no podemos darnos el lujo de colocar todo nuestro interés en bienes que se esfumarán ante el paso inexorable del tiempo. ¿Aspiramos a tener herencia en un mundo que será destruido?
En Apocalipsis 21 y 22 el profeta Juan describe nuestro futuro hogar: “Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios’ ” (Apocalipsis 21:1-3).
El profeta Isaías, que también había contemplado la tierra redimida, escribió: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento” (Isaías 65:17, RV95). En la tierra nueva todo será felicidad y gozo (vers. 18); el lloro y el clamor no existirán allí (vers. 19). El profeta, incluso, anuncia que Dios “destruirá a la muerte para siempre” (Isaías 25:8, RV95). ¿No te gustaría vivir en ese mundo muevo? ¡Ese es tu verdadero hogar! Y ahí es donde perteneces. Al trabajar, estudiar, planificar tu bienestar en esta tierra, ten en cuenta que Jesús te espera en tu verdadero hogar: el cielo.
Amen!!!
ResponderEliminar