Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré. 2 Corintios 6:17.
Como pueblo que guarda los mandamientos de Dios, debemos salir de las ciudades. Tal como lo hizo Enoc, debemos trabajar en las ciudades pero no vivir en ellas.—EE, 61.
En la medida de lo posible, nuestras instituciones debieran estar ubicadas fuera de las ciudades. Debemos tener obreros para estas instituciones, y si están ubicadas en la ciudad, eso significará que las familias de nuestra gente deberán instalarse cerca de ellas… El Señor desea que su pueblo se traslade al campo, para que puedan establecerse en la tierra, puedan cultivar sus propias frutas y hortalizas, y donde sus hijos puedan ser criados en contacto directo con las obras de Dios manifestadas por medio de la naturaleza. Llevad a vuestras familias lejos de las ciudades; ese es mi mensaje.—Country Living, 29, 30.
La verdad debe ser dicha, ya sea que los hombres quieran escucharla o pasarla por alto. Las ciudades están llenas de tentaciones. Debiéramos planificar nuestra obra de tal manera que mantengamos a nuestros jóvenes tan lejos como sea posible de esta contaminación.
Las ciudades deben ser trabajadas desde puntos ubicados fuera de ellas. Dijo el mensajero de Dios: “¿No hay que amonestar las ciudades? Sí, pero no con el pueblo de Dios viviendo en ellas, sino por medio de sus visitas, para advertir a sus habitantes de lo que está por sobrevenir a la tierra”.—EE, 61.
Cuando la iniquidad abunda en una nación, siempre se ha de escuchar una voz de amonestación e instrucción, tal como la de Lot, que fue oída en Sodoma. Pero Lot podría haber evitado muchos males a su familia, si no hubiera instalado su hogar en esa ciudad malvada y corrompida. Todo lo que Lot y su familia hicieron en Sodoma podría haber sido hecho aun cuando hubieran vivido a cierta distancia de la ciudad. Enoc caminó con Dios, y sin embargo no vivió en medio de una ciudad contaminada con toda clase de violencia y maldad, como Lot en Sodoma.—EE, 61, 62.
[Enoc] no moraba con los impíos… Se ubicó junto con su familia donde la atmósfera fuera lo más pura posible. De ese lugar, a veces iba a los habitantes del mundo con su mensaje recibido de Dios… Después de proclamar su mensaje, siempre llevaba de vuelta consigo hasta su lugar de retiro a los que habían recibido la amonestación.—Comentario Bíblico Adventista 1:1101, 1102.
Devocional Vespertino